Esto podría ser un resumen de las mañanas en el parque acuático de Maria Lenk:
Llego a la pisicina. Subo a las gradas descifrando mil laberintos de pasillos y escaleras. Por un momento me pienso que estoy en Hogwarts. Llego a la zona de prensa, busco la posición que nos han asignado para comentar. Dejo mis papeles y chuletas encima de la mesa. El espacio es milimétrico así que tengo que hacer un esfuerzo muy grande de organización. La competición está a punto de comenzar. Llega Julia cargada de fotocopias, con datos importantes, que acaban de imprimir en el piso de abajo. Salta a la vista que los de la organización viven al límite. Hace bastante calor. Colocamos las pantallas. Probamos el sonido con el IBC.
Estamos en directo. Llega un chico con botellas de agua. Me acerco al micro como si no hubiera mañana. Siento que tengo el comentarista de la RAI enganchado a mi oreja derecha. El cerebro asume una concentración superlativa para el análisis. Me doy cuenta de que nunca en mi vida he estado tan concentrada viendo una competición de sincro, ni de ningún deporte. Oigo voces por los auriculares mientras estoy explicando algo por el micro. Empiezo a preocuparme por mi salud mental. La pantalla está llena de números y datos. Tengo todos los papeles del revés. Acaba la retransmisión y me dicen por el pinganillo que para la próxima me acerque más al micro. Me pregunto como me las ingeniaré mañana.
Salgo del recinto cantando todas las canciones que se me han pegado de las coreografías. Me cruzo con dos mil personas del mundillo. Las saludo a todas. Vuelvo a intentar salir del recinto. Me cruzo a mil más. Por fin consigo salir. Voy liada, estoy mirando carteles e indicaciones, intentando orientarme para ir a comer. Meto el pié en un agujero y casi me rompo la pierna. Siento que he atravesado la tierra con la izquierda y veo que estoy metida en una cloaca hasta la cadera. La derecha sigue fuera, en una posición digna de ser comentada por TVE. Salgo como puedo recogiendo lo que me queda de dignidad. Bravo por las instalaciones. Una chica se acerca y me indica donde está la infermeria. Me dice riendo que a nosequién le acaba de pasar lo mismo que a mí. Le respondo con una mirada furtiva que dice: gracias por reaccionar y poner un cartel a tiempo. El infermero pone cara de espanto y terror. Me envuelve con mil gasas. Salgo entre la multitud y desaparezco por la Villa Olímpica.
Excepto la parte final, que ha sido una exhibición puntual de mis habilidades acrobáticas (ya estaba tardando en meterme en algún berenjenal), el resto es nuestro pan de cada día. No sé en otras modalidades deportivas, pero así son las retransmisiones de sincronizada en Río 2016.
Es una pena que durante los JJOO haya tan poco soporte de canales públicos para ver todos los deportes, cuando la mayoría compiten simultáneamente. Hoy, durante el dúo técnico, una de las voces nos ha avisado de que "cortamos; la última parte saldrá por diferido". Supongo que cada uno vive en su propia burbuja y si para mí es un escándalo que corten la sincronizada para alguien lo será que corten las pruebas de equitación. Con más canales se podrían cubrir muchas más disciplinas y nos ahorraríamos bastantes problemas.
Vaya caos de juegos Olímpicos... En fin, que si necesitamos más canales? Claro! Asi no nos quitarían la Sincro justo cuando va España... En fin... Seguid así con la retransmisión 👏👏
ResponderEliminarMuchas gracias Marta! La verdad es que está siendo un poco odisea, pero muy divertido. Un abrazo
EliminarVaya caos de juegos Olímpicos... En fin, que si necesitamos más canales? Claro! Asi no nos quitarían la Sincro justo cuando va España... En fin... Seguid así con la retransmisión 👏👏
ResponderEliminarÁnimo, Clara! Es increíble!
ResponderEliminarRespecto a la voz, el 1r día se te oía muy flojito, pero ahora perfecto
Muchas gracias Teresa, parece que no será nada! Saludos
Eliminar