miércoles, 2 de marzo de 2016

Rituales antes de competir

No soy bruja, ni medium, ni Sandro Rey disfrazado de nadadora, pero después de tantas batallitas compartidas con el equipo puedo visualizar perfectamente lo que va a pasar estos días en los momentos previos a la competición...


La noche anterior

Gemma, aunque tenga que aguantarse los ojos abiertos con palillos del cansancio, pondrá en práctica el "no te acostarás sin leer una página más". Dedicar unos minutos a la lectura es su forma de canalizar la energía antes de ir a dormir, para coger el sueño con menos nervios. Seguro que en la cena o de camino al cuarto hace una videollamada con sus dos hijos rubitos y espabilados que le recordarán con toda convicción que su mamá es "la más guapa y la mejor del mundo". 

Unas habitaciones a la derecha, imaginando que lo vemos todo con una cámara oculta cenital, nos encontramos a Clara, esitrada en la cama con los cascos puestos (para no traumatizar a Cris con rituales musicales). Esta soy yo. Mi introducción a la calma cuando se avecina la tormenta (o se atormenta la vecina, ahora no lo recuerdo bién) consiste en sumergirme en la Séptima sinfonía de Beethoven. Como cada ritual, tiene una história, y es que Andrea me dejó escucharla antes de mi debut en un mundial absoluto y desde entonces es mi inyección de seguridad y confianza para todas las competiciones.


Pijama de "murciégalo", 7a sinfonía y alineación de los astros son la clave del éxito

Paula Ramirez tiene bien guardada en su mesita de noche una fotografía que hace años le regaló su madre (que junto con la de Cecil forman el dúo de cheerleaders más profesional de la história de la sincro). Antes de cerrar los ojos volverá a leer el mensaje que se oculta detrás de esa foto, que le recuerda el sueño que persigue desde que era una niña. Y con ese eliciente y motivación pasará a la fase rem más rápido que un colibrí estresado. Es una gran virtud tener facilidad para dormirse!


Ya en la piscina

Clarita, alias "missis preparación de artilugios", se asegurará por enésima vez de que ha dejado sus cosas perfectamente ordenadas al lado de la mochila: chanclas rectas delante de su botella de agua, toalla doblada con escuadra y cartabón...

Ona, después del mítico "patas arriba esto es un atraco", que consiste en estirarse un buen rato con las piernas en alto, va a solicitar asistencia de alguna de las entrenadoras para que le mueva los brazos y las piernas. Entre ella y Sara que, por su salud física y mental, necesitará sí o sí petarse todos los dedos de los pies para estar a punto, igual por un momento parecemos las muñecas de Famosa en proceso de articulación.


Ona recuperando la circulación sanguínea después del "patas arriba"

Al contrario que Ona, Txell no podrá estar ni un minuto quieta antes de competir, ella necesita moverse, calentar y también echarse agua por encima constantemente y Cris beber todo el rato sin parar, como si no hubiera mañana. Luego está Alba que no saltará al agua sin dar una palmadita en todos los culos del equipo.

Y finalmente, para la colocación de pinzas cada una tiene su estrategia. Por ejemplo Sara y Txell se las van a poner y sacar de la nariz tantas veces como sea necesario para asegurarse de que no se les van a caer y Paula Klam se encargará de que alguna entrenadora custodie sus "pinzas de entreno" medio gastadas para competir con unas nuevas. Alba, al estilo misión imposible, esconderá las de repuesto en su bañador de manera que en caso de emergencia pueda cogerlas con un solo dedo. Y Cecil sin duda llevará por lo menos tres de recambio, no vaya a ser que llegue el ataque de las anguilas psicópatas y ladronas de pinzas en plena actuación.


Camuflar el repertorio de tattoos también es una parte importante dentro de los rituales de cada una


Podría apostarme una aceituna a que todo esto va a pasar de la forma que lo he contado, y quienes me conocen saben que nunca jugaría con algo así sin estar completamente segura.