Una de las cosas más frikis y características de la sincro son las pinzas
de la nariz. Entre las típicas preguntas que la gente nos hace cuando se
enteran de que hacemos lo del “baile acuático” nunca falla la de: - ¿y las
pinzas esas que os ponéis no os hacen daño?
Doy por superada la etapa donde la gente nos imaginaba con pinzas de tender la ropa |
Comparado con el daño que nos haría esnifar 5 litros de agua con cloro por
segundo mientras bailamos por la piscina (y encima luego teniendo que salir
sonriendo), la presión de las pinzas sobre nuestra nariz es más bien una
caricia. De hecho, cuando empiezas a nadar existe una especie de síndrome de
“pinzitis” que se manifiesta como una adicción total a llevar las pinzas
puestas sin parar. Me acuerdo que cuando éramos alevines (con Paula, Ona,
Irene) nuestra entrenadora nos obligaba a quitárnoslas mientras no estábamos boca
abajo porque a alguna se le había ido de las manos y se las ponía hasta para ir
a la playa…
Tipos de pinzas que vas probando hasta encontrar las tuyas (las últimas son las que más utilizamos) |
Durante los primeros años de sincro, en los que ya tienes bastante con
aprender a coordinar tus movimientos en el agua, las pinzas van atadas con un
hilo al bañador para no perderlas. Y las madres, que están en todo, suelen
comprarlo transparente (del de pescar) para no hacer más estrafalario el tema
(de lo que ya es).
Entonces llega un día en el que empiezan las competiciones y claro, tienes que cortar ese hilo y aprender a vivir sin él. Al principio lo imaginas como algo terrorífico, igual que cuando te quitan las ruedecillas de la bici, porque sabes que en algún momento u otro vas a pillar. Y efectivamente, a partir de ese momento te das cuenta de que la acción ha empezado de verdad.
Como más juntas nadamos más puntuación recibimos, pero más aumenta la probabilidad de colisión |
Siempre explicamos que la sincro se ve muy bonita desde fuera pero por
dentro es una guerra de corrientes, golpes y patadas. Por supuesto la cara no
está exenta de recibirlas y como alguien te saque las pinzas desafortunadamente con una mano, codo o pie ya puedes empezar a ingeniártelas para solucionar el drama. El caso es que como acto reflejo, cuando
estás boca abajo sin nada tapando tu nariz, empiezas a expulsar aire para que
no entre agua. Pero claro, si el nivel de ahogamiento es alto, como suele pasar, o le pones freno o estás perdida. Así pues
considerando que en cualquier momento puedes encontrarte ante la pesadilla siguiente:
- Estás en medio de una coreografía
- Alguien ha tirado tus pinzas
- Tienes dos segundos para recuperarlas sin que se note
- Como te equivoques te cortan la cabeza
- No hay ningún hilo que las ate a tu bañador
- Va a ser un milagro que las encuentres flotando (porque la parte de metal las lleva al fondo marino)
Eres consecuente y decides llevar siempre unas de recambio (dos o
tres para las más neuróticas) en algún lado del bañador o entre los dedos, para
poder cambiarlas a la velocidad de la luz en casos de emergencia.
Si alguno de vosotros no podía dormir por las noches porque le pareció ver unos bultos raros en los bañadores de un equipo de sincro y estaba pensando en una posible invasión alienígena subcutánea... Hoy por fin podrá descansar. Son las pinzas de recambio, alias "alternativa a morir ahogadas".
Por lo general todas las nadadoras de sincro hemos vivido alguna vez la típica experiencia desagradable con las pinzas, algunas en el entreno, otras en plena competición, unas más fáciles de arreglar que otras. Siempre salen histórias. Una vez Clarita tenía que hacer un salto con las piernas tan agrupadas que las acabó agrupando encima de su nariz... Partiendo las pinzas por la mitad. A Cecil le salieron disparadas en la primera figura del equipo (ojo, en un mundial junior y con tres minutos de rutina por delante) y, según su experiencia, tal y como le empezó a entrar agua por la nariz "empecé a ver borroso y oír la música distorsionada" con lo que optó por poner los "labios de cerdito" (palabras textuales) y seguir. Esto del cerdito se refiere a una curiosa técnica que solo algunas son capaces de poner en práctica: subir el labio superior hasta la nariz para crear un tapón casero. Inciso, sé que algunos de vosotros lo estáis probando ahora mismo. Yo no se hacerlo ni de broma, aunque quizás cuando te encuentras en ese momento te sale una energía insospechable para lograrlo. Y por cierto, recordando más batallitas, Txell conserva un precioso tatuaje por la colisión que tuvo hace años con unas pinzas rotas de Sara Levy.
La gracia es que no se vean mucho así que si te fijas bien las encontrarás |
Si alguno de vosotros no podía dormir por las noches porque le pareció ver unos bultos raros en los bañadores de un equipo de sincro y estaba pensando en una posible invasión alienígena subcutánea... Hoy por fin podrá descansar. Son las pinzas de recambio, alias "alternativa a morir ahogadas".
Por lo general todas las nadadoras de sincro hemos vivido alguna vez la típica experiencia desagradable con las pinzas, algunas en el entreno, otras en plena competición, unas más fáciles de arreglar que otras. Siempre salen histórias. Una vez Clarita tenía que hacer un salto con las piernas tan agrupadas que las acabó agrupando encima de su nariz... Partiendo las pinzas por la mitad. A Cecil le salieron disparadas en la primera figura del equipo (ojo, en un mundial junior y con tres minutos de rutina por delante) y, según su experiencia, tal y como le empezó a entrar agua por la nariz "empecé a ver borroso y oír la música distorsionada" con lo que optó por poner los "labios de cerdito" (palabras textuales) y seguir. Esto del cerdito se refiere a una curiosa técnica que solo algunas son capaces de poner en práctica: subir el labio superior hasta la nariz para crear un tapón casero. Inciso, sé que algunos de vosotros lo estáis probando ahora mismo. Yo no se hacerlo ni de broma, aunque quizás cuando te encuentras en ese momento te sale una energía insospechable para lograrlo. Y por cierto, recordando más batallitas, Txell conserva un precioso tatuaje por la colisión que tuvo hace años con unas pinzas rotas de Sara Levy.
Así es como en los casos más extremos, donde tienes que poner a prueba tus habilidades espontáneas, te das cuenta de tu gran capacidad resolutiva.
Momento pinzas, justo antes de salir a competir. Paula Klamburg guía espiritual del grupo conduce a Ona por si se le ha olvidado hacia donde tiene que ir. |
El próximo día os presento a la única persona que conozco en
todo el mundo que nunca viviría situaciones como ésta porque es capaz hacer
sincro sin pinzas de la nariz… (y sin hacer cosas raras con los labios)