La teoría está muy bien pero en la práctica suelen haber algunas consecuencias: dolor de cabeza, dificultades para aguantar la respiración, mareos subacuáticos que te recuerdan a cuando aprendías a hacer las primeras figuras con 7 años... Hoy nuestra querida Cris nos ha deleitado con el clásico "estoy más blanca que las montañas de Sierra Nevada" sin el cual la vida no tendría sentido. Pero después de unos cuantos años, ya sabemos que con un poco de azúcar aquí lo arreglamos todo.
Entonces "que no panda el cúnico"! Esto en unos días lo tenemos! (Ja ho tindriem, que solemos decir). Además de adaptarnos a la rutina acuática también nos pegamos nuestras carreras, entrenos de físico en el gimnasio, sesiones de coreografía y acrobacias, técnica en barra de ballet, clases de danza etc. Así que como mínimo está claro que no nos vamos a aburrir. Lo mejor de todo es la tranquilidad que se respira aquí arriba, rodeadas de montañas y vida, donde nadie nos molesta y el potencial del equipo florece con cada paso que damos.
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