Las 16 pruebas infalibles
En
nuestro medio natural somos inconfundibles. Nuestro preparador físico Oscar
siempre nos recuerda una frase del Gran Wyoming que dice… “te pareces a las de
natación sincronizada, que se pasan media hora debajo del agua y luego salen
sonriendo como si estuvieran locas”. Pues sí, puede que en el agua parezca que
estamos locas, pero fuera del agua todavía más. Cuando vamos en grupo a veces
nos pensamos que continuamos en nuestro medio, y nos comportamos de formas un
poco sospechosas… El otro día tratamos de enumerarlas con las del equipo.
Si
alguna vez has percibido varias de estas señales en un grupo de chicas te
aseguro que era un equipo de sincro.
- No podemos estar más de diez minutos sin
recordar algo del entreno.
Imprescindible la sincronización de pasos. - Si estamos en época de pretemporada seguro que
alguna está repasando el equipo haciendo cosas muy raras con los brazos y
la cabeza.
Lenguajes propios. - Jamás nos sentamos normal en los medios de
transporte.
Me di cuenta de que esto no era normal cuando en un vuelo a Méjico
viene el azafato y me dice en voz baja: las de tu equipo se sientan un poco raro, no? - Nuestro tono y velocidad de vocalización es inversamente
proporcional a la energía que tenemos durante un ejercicio.
Así somos. - Si nos encontramos en un habitáculo en el que
la ventilación brilla por su ausencia notarás que desprendemos un
característico aroma a “eau de clor”.
Densidad clorhídrica +200. - A menudo se nos olvida que ya no estamos dentro
de la piscina y nos llamamos entre nosotras lanzándonos “agua” (que en
realidad es aire) con las manos.
Si no funcionan los avisos de aire, hay que pasar al plan B. - Si empezamos a enumerar movimientos con las
manos sin parar no es una embolia, sino que todavía estamos repasando el
equipo (tenemos el récord universal de contar del 1 al 8 más veces que
nadie).
"Un, dos, tres, cua, cinc, sis, set, vuit..." - Nos cuesta disimular la risa en momentos
inoportunos, en el agua es más o menos fácil porque puedes hundirte y
nadie te ve, pero fuera no tenemos escapatoria.
Mirada de cocodrilo vs. Peces felices. - En época de enteros (cuando hacemos todas las coreografías mil veces al día) somos la única mesa del comedor en la que nadie habla al mediodía, tipo secta. Máximo alguien pregunta con cara de pánico… ¿cuantos creéis
que habrá esta tarde?
Selfie de una de nosotras en el comedor. - Nuestra marca de gafas en verano nos clasifica
directamente como presuntas esquiadoras clandestinas. Hay que reconocer
que nos molesta bastante que nos lo pregunten.
- Vienes de la Molina? - Puede ser que nos encuentres de camino a la
piscina cinco minutos después de haber comido, y no dos horas como dice el
típico mito de “hacer la digestión antes de tirarte al agua”. Nuestros estómagos han corroborado a prueba de bombas que ésta teoría es totalmente falsa.
Inventos ingeniosos... - Es imprescindible que vayamos donde vayamos
demos nuestro toque personal al asunto.
"Espagats Surf", una nueva modalidad de Paddle. - Jamás nos verás tocando agua un domingo (a menos que sea para beber) y en
verano tenemos alergia a las piscinas. Estamos pensando en fundar una
religión que lo prohíba para formalizarlo.
¡Agua sin cloro, por favor! - Si eres del equipo de mantenimiento y detectas
que eres exageradamente bien recibido por un grupo de chicas, seguro que
son de sincro. Más de una intentará sobornarte para que calientes el agua
a 40 grados o pongas las corcheras de la piscina más puntual de la cuenta.
Nuestra salvación a los entrenos eternos... Las corcheras. - Cuando se nos cae algo al suelo es imposible
que nos agachemos a recogerlo doblando las rodillas.
La flexibilidad siempre acaba pasando factura. - Si ves un grupo de personas adultas esperando
con mucha paciencia en la puerta de algún club acuático sobre las 22h de
la noche, seguramente no sean nadadoras de sincro, sino padres de
nadadoras de sincro que no saben dónde se ha metido su hija.
Efectos irreversibles del cloro.