"Sea entre sal o entre cloro, que el agua siempre nos conduzca al
éxito"
Con ésta frase
dejamos nuestra huella en el interior del barco de la Fundación
We Are Water con el que hoy los hermanos Bruno y Willy Garcia
se adentraran al mar mediterráneo para dar la vuelta al mundo. Participan juntos en la Barcelona World Race, la única regata oceánica a vela sin escalas y con solamente dos tripulantes por barco a quienes, si todo va bien, les esperan tres meses trepidantes de viaje en alta mar.
Nosotras, como compañeras de medio acuático, aunque
sea en condiciones muy diferentes, tuvimos la oportunidad de apadrinar su barco hace unos días para dar soporte a ésta iniciativa solidaria del grupo Roca. La embarcación
cruzará tres océanos y un total de 23.000 millas náuticas difundiendo su
mensaje por todo el planeta: sensibilizar a la gente de la importancia de un desarrollo
justo y sostenible de los recursos hídricos. A través de diferentes proyectos, la asociación trabaja tanto desde la adecuación de infraestructuras (pozos, sistemas de saneamiento etc.) como en la intervención desde los ámbitos de educación,
salud e investigación.
Y como no podía ser
de otra manera, nuestra curiosidad insaciable nos llevó a cotillear cada uno de los
rincones del barco, al que pudimos entrar e incluso navegar, donde cada vela, cuerda e instrumento está estratégica y milimétricamente colocado, en su justa posición y peso para que nada se pueda desestabilizar
durante la expedición.
Tanto los skipers (los que llevan el barco) como los técnicos (los que lo habilitan para que todo salga sobre ruedas, o mejor dicho sobre orzas) nos hicieron una ruta por su interior. "Como Pedro por su barco" nos estiramos en la “cama” de los tripulantes, donde uno duerme mientras el otro trabaja durante tres horas, luego al revés, y así durante todo el día; vimos el sistema de radar con una webcam desde el cual deben hacer mini conferencias diarias, explicando sus aventuras; y nos imaginamos cómo debe ser tener que aclimatarse a la temperatura de los trópicos para luego adentrarse en el frío extremo de la Antártida.
¡Y todo esto al lado de tu hermano! La verdad es que nosotras también acabamos formando una espécie de família. Después de tantas horas no hay nada que no sepas de tu compañera, incluso es prácticamente imposible tratar de ocultarle algo porque con una mirada lo lee todo. Ésta situación puede ser tan positiva como peligrosa, ya que por un lado como más afinidad y compenetración exista más fluirá la dinámica del grupo y más facil será sincronizar, pero por el otro, cuando sobrepasas ciertos límites insospechables de confianza, la línea que separa tu espacio vital con el de la otra se vuelve cada vez más fina y hay que ir con mucho cuidado de no hacerle pagar a la vecina tu nerviosismo, inseguridad o preocupaciones en los momentos complicados.
Tanto los skipers (los que llevan el barco) como los técnicos (los que lo habilitan para que todo salga sobre ruedas, o mejor dicho sobre orzas) nos hicieron una ruta por su interior. "Como Pedro por su barco" nos estiramos en la “cama” de los tripulantes, donde uno duerme mientras el otro trabaja durante tres horas, luego al revés, y así durante todo el día; vimos el sistema de radar con una webcam desde el cual deben hacer mini conferencias diarias, explicando sus aventuras; y nos imaginamos cómo debe ser tener que aclimatarse a la temperatura de los trópicos para luego adentrarse en el frío extremo de la Antártida.
¡Y todo esto al lado de tu hermano! La verdad es que nosotras también acabamos formando una espécie de família. Después de tantas horas no hay nada que no sepas de tu compañera, incluso es prácticamente imposible tratar de ocultarle algo porque con una mirada lo lee todo. Ésta situación puede ser tan positiva como peligrosa, ya que por un lado como más afinidad y compenetración exista más fluirá la dinámica del grupo y más facil será sincronizar, pero por el otro, cuando sobrepasas ciertos límites insospechables de confianza, la línea que separa tu espacio vital con el de la otra se vuelve cada vez más fina y hay que ir con mucho cuidado de no hacerle pagar a la vecina tu nerviosismo, inseguridad o preocupaciones en los momentos complicados.
Pero volviendo a nuestro tour por el barco... La concepción que tenemos del agua: un medio inestable pero tranquilo y "domesticado" dentro de una piscina, dio un giro de 360º cuando nos empezamos a hacer a la idea de lo salvaje que puede llegar a ser el mar (tampoco hemos nacido ayer, y la verdad es que habíamos visto muchas pelis, pero cuando lo ves de cerca la cosa cambia).
Por supuesto todos se recrearon en contarnos las anécdotas más catastróficas, que si una vez uno cayó des del palo mayor, que si otro se quedó inconsciente en proa durante tres días porque se golpeó con nosequé, que si el de más allá acabó en una isla desierta comiendo raíces y reparando el barco con madera de árboles... Tenemos un debate pendiente sobre qué es más nocivo para la salud mental si el exceso de sal o de cloro.
Pienso que fue una gran experiencia poder cambiar de perspectiva durante unas horas. A menudo pensamos que lo que hacemos nosotros es lo más laborioso, difícil y estresante. Nos pasamos el dia centrados en unos objetivos y soportando cada tarea que nos permita conseguirlos y reconozco que nosotras desde dentro de esa burbuja muchas veces perdemos de vista que existe un mundo fuera de la piscina.
Nos reímos un montón comparando tonterias de la sincro con la navegación, incluso cuando hicimos la vuelta de rigor por el puerto parecíamos las grumetes Pescanova moviendo cuerdas, girando palancas y haciendo la croqueta por proa como si lo hubiéramos hecho toda la vida. Al final como no aguantabamos más fuera del agua nos queríamos tirar a probar alguna figura, pero luego nos dijeron que la temperatura rondaba los 15 grados (nosotras tenemos frío a 27º), y pensamos que igual era un poco precipitado, por lo que nos pusimos a practicar un poco de piernas de ballet...
Gracias a Xavi Torras por permitirnos "participar" en esta aventura marina, y sobretodo a Bruno, Willy, Puro, Ruben, Oscar, Víctor, Martí... Todos los que formais parte de este proyecto, porque nos habéis hecho sentir como en casa. No sé qué pasará durante estos tres meses pero como grupo humano ya lo tenéis todo ganado.